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miércoles, 7 de junio de 2017

BAJO LOS PÉTALOS DE MI LUNA...


                        Es tan intenso mi amor por ti, que necesito soñar. Es tan provocador el silencio de mi Luna que necesito escribirlo, es tan irresistible la bravura de tu mar que necesito poseerlo…Estoy tan enamorado, que hasta en la sombra de mi utopía, imagino tu nombre.
                        Cerraré mis ojos, oraré y le pediré al Creador de los sueños que me transporte al éxtasis del amor, a la cumbre del pensar en existir por alguien más, a la cima de una pasión que soy incapaz de sostener en su intensidad. Le pediré a las estrellas que me manden sus hadas, a la Tierra sus gnomos, al mar sus enamoradas sirenas, a la música sus contagiosas notas y al cielo su pervertido oxígeno de poder. Arrodillaré sentimientos a mi Luna, le pediré un pequeño reflejo y le robaré el gran secreto, ese secreto que enamora amantes y diluye ansiedades, ese secreto que algunos llaman inspiración y que yo siempre lo nombro, como el primer verso de mi poesía.
                        Lucía cerrada la noche, una gris nube tapaba el reflejo de mi amada Luna. Sabía que estaba en su plenitud y le reclamé al viento su calma. Apenas el horizonte terminaba su ocaso y extendió sus brazos de poder, corrió la nube en su cobardía, limpió viejas brumas el aire y resplandeció la nitidez.  La vi tierna, luz de mi luz y verso de mi poesía. Entendí su arrogancia al mirarme y con mesurado desparpajo devolví  su silencio. Me visitó el gnomo y no entendí su estrategia, escuché el canto de cien sirenas y se enchinó mi piel, llegaron las hadas de las estrellas y con ellas la música y el dulce oxígeno del poder. Dije que sí y me fundí en el más hermoso viaje,  en el más precioso beso, que un hombre puede anhelar…En el más profundo secreto que mi Luna me puede dar.
                       Torbellinos de luz, deliciosas músicas, túneles en transparentes gusanos, copulación de hadas y baile de sirenas, meteoritos chocando en el infinito, cosmos expandiendo  espacio y un viejo hombre, un tierno sabio, tocando el piano en el manto de mi Luna. Llegué, lo abracé y me dijo que no había para tanto, que solo era un sueño y que eso es lo que había. Lo miré, me miró, dejó de tocar, dejé de preguntar. Lo olí, me olió, prendió un cigarrillo, prendí otro, me retó, no contesté, miró a su piano y su reojo a mí, disumulé el silencio de su pregunta y me senté.  Me dijo: “llegaste a tu Luna y es toda tuya. Mírala, es árida, fría y distante. Pero tiene un corazón, un alma  y un Libro. Yo ya soy viejo, pero tuve abuelo, un gran y sabio abuelo. Un día entre leños y recordadas fogatas me contó una historia. Quieres que te la cuente?”. Obviamente dije que sí. Fue un largo viaje para quedarme sin saber lo que aquel sabio sabía, valga la dulce redundancia.
                      “Jamás el paraíso estuvo en la Tierra, estuvo aquí. No hubo un Adán ni una Eva, ni un árbol ni una serpiente, ni un castigo, ni un pecado. Somos polvo de estrellas y a él regresaremos  y reencarnaremos en otros mundos de este infinito Universo, hasta que seamos luz como lo es quien nos creó y nos fundamos en él”.
                       -Me entiendes?
                       -Pues…No me queda de otra (pensé)
                       Y prosiguió…
                      “ Polvo eres y polvo serás. No te recuerda algo?. Lo que pasa es que el ser humano es imaginador, inventor y se mete donde no le corresponde. Pero escúchame. Esta Luna, tu Luna, como ya te dije, tiene alma, corazón y un Libro. Quien pueda escribir en ese Libro, liberará su alma, despertará su corazón y gozará la pureza del amor, toda la eternidad. Ese Libro está enterrado bajo cien pétalos, cien pétalos de rosas de cien mundos que no conoces pero existen, cien mundos donde el amor es tradición, orgullo y definición, cien mundos  donde el sentimiento es su política, la ternura su modo de vida y el dar, su imaginación. Siente esos mundos y encontrarás cien pétalos, sóplalos con el aire de tu alma y encontrarás el Libro, ábrelo y verás que está en blanco, listo para que lo escribas con tu amor. Y cuando lo hagas, tu Luna revivirá”
                       Caminé, enterré huellas en cada surco de viejos ríos, en cada fosa donde un día hubo mar, en cada cráter donde cayeron millones de meteoritos y en cada seca lágrima que un día lloró mi Luna. De repente sentí un pequeño temblor, una pequeña rotura en su superficie, un pequeño asomo de vida. El silencio fue intenso, se atrevía a sonar la música en el vacío, respiraba la gravedad y pegaba fuerte mis pies, no me podía mover…El instante era perverso, surreal y abstracto a la vez, sentí  como en mis sienes explotaban los sarcasmos, las metáforas de toda una vida y las alegorías de un efímero despertar que no quería. Mi cansancio cayó bruces, mis rodillas tocaron Luna y mis dedos rasguñaron su manto. Y salió un pétalo y otro y otro y noventa y siete más. Lloró mi alma, volvió a temblar, latió mi corazón y el temblor era intenso. Los callos embriagaban mis manos, excavé profundo, olí vieja humedad, el orgullo soltó ansias y el poder su intensidad. Recé y el Libro estaba en mis manos.
                      Te pensé y te expliqué:                          
                      Abriré mi alma en ese libro, en el libro de mi Luna, en ese libro que para nosotros, guardaron los arcángeles y dejaron en blanco los serafines, en ese libro en el que las letras solo esperan el profundo e intenso abrazo del amor para ser escritas. 
                        Escucharás mi voz y en su grito se expandirá tu corazón, el cosquilleo penetrará tu vientre y querrá nacer una lágrima. Te llenará la emoción, detendrás el pronto gemido de tu piel, dejarás que los dientes aprieten tus labios y que tu lengua los humedezca en la dulce esperanza  de un buscado placer.  Seguirás mi eco, perseguirás su melodía, te convertirás en música y entrarás en mi sueño. Le contarás al viento tu vida en las notas de un violín, explicarás al cielo los pasos que te llevan a mi destino en los acordes de un piano, sentirás tu mar abrazar las cuerdas de un viejo violonchelo  y sentirás como retumban tus sienes entre las fauces del profundo saxo. Y entonces serás mía, te envolverás entre las flamas de mi huracán y te dejarás llevar a mi eternidad, a esa eternidad que para ti escribí, que para ti soñé y que para ti adorné, en el manto de mi Luna. Ahí te esperaré con el libro abierto y mis tintas cargadas de amor.
                        Llamaré a ese rinconcito de nuestro cielo, hogar. Lo llenaré de ardientes ceras, de medias luces y de tenues silbidos de cometas. Dejaré que de tanto en tanto las estrellas lo envuelvan con su lluvia, le diré al agujero negro que absorba los meteoritos y al mar que de tanto en tanto nos deje oler su sal. Y llegarás, llegarás en la noche más bella que un poeta pueda escribir, en el viaje más tierno que un soñador pueda imaginar y en el momento más hermoso que el Creador pueda dar. Estarás desnuda, bella, preciosa. Olerás a perfección de mujer, a ternura de jazmines y vainillas, a nostalgia sin miedos, a religión sin pecado…A vestal del monte Olimpo. Veneraré tu imagen, lloraré deseo al ver la virginidad de tu alma, prepararé bíceps para ser dignos de mi abrazo y te invitaré a sentarte a mi lado.
                       Me mirarás y te miraré, soportaremos esa transferencia, las estrellas encenderán su destello, las ceras agitarán chorreadas su fuego, soplarán su algodón las nubes, el escalofrío será exquisitez, la desnudez excitación y el primer abrazo, el inicio de una sublime pasión. Sentiré tus pezones clavados en mi pecho, tus labios mordiendo silencio en mi boca, mis manos en tu espalda, mi vigor latiendo gemido y la pausa, absorbiendo detalles.
                       Encenderá el Universo su inmensidad, vivirá el rayo, crecerán montañas en nuestra Luna y nuestro mar en su brinco infinito, la llenará de ríos. Llegará el Gran Pintor y dibujará al carbón los esbozos de un paisaje que tu elegancia, iluminará de verde. Sufrirá el viento interestelar su viaje y al llegar le dará vuelo rasante al águila real. Se besarán los ángeles y crecerán árboles, el infierno estremecerá su aliento y morirá el pecado, la ternura de tus ojos acariciará mi alma y nacerá una rosa, caerán dos lágrimas en el orgasmo y se multiplicarán los pétalos, sentiremos la pureza de un amor profundo y escribiremos el Libro… Ese Libro escondido, bajo los pétalos de mi Luna.


                      
                     

                    

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