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miércoles, 13 de diciembre de 2017

EL MENSAJE


                     Pasa raudo el tiempo, la caricia es corta, el aliento prisa, el latido tiembla, la idea estremece espacio, sufre la seda y una mano se pierde entre botones. El placer pide paso, las vértebras se abren, enchina poros la piel, un beso relame consentido, el silencio pierde eco y un suspiro reclama espacio. La mirada penetra, el calor desea, la cera chorrea y resbala aceite de cuerpo una humedad. Escribe un sudor su ego, el olor perfuma, la excitación siente, el vestido se pierde, el alma sonríe pícara, el sentimiento vibra, la ilusión nada y comienza el sueño: destellan cien estrellas, una lluvia vuela, el cielo abre su lienzo y un aire envuelve sus matices, derrama miel la Luna, la nube pinta con algodón de azúcar su reflejo y un meloso viento baila rimas de mil versos en el clímax de una poesía.
                      La cama destiende su nervio, respira profundo su olor una almohada, otra se abraza en la última ternura y la cabecera, limpia despacito el vaho que empañó su atrevida mirada. Vive trémula la nota en su mesita de noche, a su lado una prendida lamparita le da espacio, el mensaje es leído, el café agota su impaciencia y el ansia empieza a robar día. El pensamiento cae en confusión, unas llaves pierden su propósito y la puerta se cierra sola. Gritan las pisadas, la imaginación punza la sien, el reloj se mira sólo, abre sus puertas el metro, sale y entra la manada, mira cerca un cantautor y el oxígeno respira quien sabe que fragancia. La calle se muestra, el mendigo pide, el perro posee su árbol, el ladrón espera, la farola duerme y la ilusión vacía razón.  Sucumbe agotado el trabajo en su primer minuto, los pendientes pueden esperar, el análisis cae por su peso, el desayuno se olvida y decides que todo el mundo te mira. Enfría su poso tu segundo café, fijas ignorancia en un punto del infinito y tu mente recorre una y otra vez, letra por letra, aquel mensaje: “esta noche será mágica, inolvidable y la más hermosa…te veo 9.P.M.”.
                     Pierde el horizonte su mar y se pega a un árido desierto, la boca seca, manos frías, un latido en la garganta y cosquilleo en la planta de los pies. No suena el teléfono, el plan sigue, la noche promete y la seguridad duda. No llega el aliento a tocar dientes, el cigarrillo es devorado y los vasos de agua colapsan. Todo sucede en cámara lenta, la ralentización es máxima, la urgencia apremia, las preguntas se suceden y la silla es lo única solidez que no se mueve. Relata una manecilla su paso y la otra no se mueve, todo se transforma, las cosas se hacen, escuchas risas, quejas, silencios e impresoras, se paraliza el ser y solo oyes aquella voz que escribió el recado. La tarde se escribe con su ton y sin tu son, por fin el Sol decide su ordinario destino y el horizonte se pega a su mar, muestra su dorado color, su majestuosidad y el aviso de que la noche está por llegar.
                    Se abre poderosa la imaginación, un viejo deseo abre la puerta y el ambiente es preparado con meticulosa ansiedad. Detalle a detalle, promiscuidad en saliva, fuego en ceras,   bohemios cristales en espera de su añejo tinto, chocolate negro en su fondue y una ensaladera con natas, fresas, nueces y almendras. Uvas brotando burbujas por doquier, caviar ruso y un ahumado salmón noruego, música de terciopelo y calor resbalando paredes. Suave olor a jazmín, sándalo y exótica madera, exquisitez, elegancia y sublimes fragancias con sabor a dulce  seducción. La perversión late espera, el nervio contorsiona su tiempo y el nudo abrocha con firmeza su corbata.
                    Puntualidad inglesa, firme convicción, tensión y desvergüenza. Belleza de mujer, pentagrama de sentidos, letras hechas sentimiento… verso vestido con sabor a poesía. “Hola” y desbaratas mis convicciones, la palabra se convierte en dulzura y el pensamiento en vacío, el beso pega mis labios, tu olor embriaga mi sexualidad y tu elegancia me vence. Despacito desanudas mi corbata, la mirada es intensa, te respiro cerca, un dedo recorre la incipiente barba y estremece mi oreja. Camina sin prisa tu caricia por mi cuello y tu mano desabrocha botón a botón mi camisa. Erizas mi vello, tu piel huele a orquídeas y satín de Luna, te desea mi pecho y tu lengua lo sabe, mueves tu cabello y en él se pierden mis ojos, sufre la música cada acorde, la ternura es cadencia, el ansia placer y la palabra, suspiro. El momento camina, poco a poco detiene tiempo, poco a poco posee…poco a poco sabe a ti y a mí.
                    Viajan los cuerpos pegados a cada pared, sienten las pieles que no hay amanecer, duerme el silencio entre gemidos y una extrema sensibilidad cristaliza los ojos del profundo amor: “sentirás mi profundidad de hombre, el poder de un desgarrado sentimiento en cada uno de mis músculos y te penetraré con toda la fuerza de mi alma”. Provócame y recuéstate porque necesito tu tatuaje en cada pétalo de mi cama, atrévete porque ya el deseo escribe a gotas mi pasión, desnúdate porque el chocolate quema, las burbujas están heladas y las fresas ya tiemblan en sus natas. Ven y siente mi caricia recorrer tu espalda, mi vigor erizando perlas y mis dientes besando cada uno de tus lunares. Te pinto de miel y chocolate, te absorbo de niña a mujer porque me excita cada chispa de tu sudor, quedito te como de cabeza a pies porque cada pliego de tu piel es sueño de placer, despacito te mueves, vibras y escucho tu aliento, contorsionas tu cuerpo, te miro de frente, quieres más, sentimos el escalofrío que viene y descanso tu espalda sobre la seda de mis sábanas. Te dibujo de natas, te adorno con fresas, nueces y almendras, te lleno de burbujas y completo, emborracho mi espíritu de ti. Y la odisea avergüenza pecados, lleno de caviar el cáliz de tu edén, la osadía inventa nueva imaginación, muerdo una fresa en tu pezón, mi lengua se llena de su nata y entre tus piernas sacio mi sed  de burbujas y escribo ternuras cuando tu caviar entre mis dientes se pierde. Esculpen mis manos tu cuerpo de mujer, entre natas y chocolates resbala mi aliento, arquea tu espalda el primer orgasmo y resbala húmeda cada caricia de placer entre tus piernas. El silencio es eterno, el abrazo se pega en miel y aquella ansiedad, aquel mensaje…vivió.


                    
                    
                 
                    

                     

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