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martes, 17 de mayo de 2016

FRUTO PROHIBIDO


           
              Colisión de imágenes que envenenan mis más íntimas perversiones, desnudez de tu cuerpo que pinta de ocre y cobrizo metal los sentimientos de mis ojos.
             Deseo guardado que solo vives en mi poesía, anhelo sufrido que llenas mi vida de melancolía.
             Mujer que te presumes en tu belleza, que enamoras por tu atracción, que emanas tanta sensualidad que mis labios no puedo cerrar.
             Don en la perfección de tu cuerpo, fácil promesa en mis sueños, desidia en tu lejanía.

             Porque todavía son otros, los abrazos que cobijan tu ausencia, porque en mi respeto siento traición y dolor.
             No vuelvas tus ojos en contra de mi espejo, no llenes de esperanzas mi agonía pero libérate de esos lazos que impiden que seas mía.
             Solo una vez toqué tu piel, solo una vez sentí tu  fuego enaltecer mi orgullo de hombre, solo una vez se arrodillaron mis sentimientos ante tu vanidad.
             Placer que solo recuerdan los versos que escribí en aquel amanecer, pasión enfriada con una nota en mi almohada, junto a ella tu olor, que todavía embriaga mis noches de locura en tu recuerdo.

             Infierno consentido que envuelves mi vida de oscuras intenciones y amargos viajes a lo infrahumano. Canciones que clavan agujas de memoria en mi corazón. Eterno sabor de mujer que llenas de nostalgia cada una de mis lunas.
            Triste paisaje en mi camino que me impide ver más allá de tu sombra, Triste sendero que guía mi soledad en el ocaso de mi destino.
            Amarga miel que escurres ideas en mi conciencia, ámbar de sangre que guardas en tu cápsula el rencor de un momento.
            Dejaría libros en blanco al querer escribir tu nombre, dejaría vidas enteras sin sentido por poseer tu olvido.

            Fuiste y serás siempre solo un deseo. Y en tu prohibición besé mi existencia, me enamoré de mis vicios y solapé de vergüenza mis sueños.
            Porque a la vida solo le debo la confesión de mis pecados soñados, más nunca le deberé rendición a mis anhelos.

            Ya mis noches jamás te abrazarán y en mis días otros ojos me cautivarán. Mujer que naciste del árbol prohibido del edén, mujer que matas con tu sonrisa cualquier poesía, mujer que fuiste el fruto prohibido de mis deseos.
            
         
           

             

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