https://publishers.propellerads.com/#/pub/auth/signUp?refId=Tilr HISTORIAS DE ITACA: HOMBRE Y POETA

viernes, 16 de marzo de 2018

HOMBRE Y POETA



            ¿Por qué es tanta la distancia que ni siquiera el mar puede robar tu fragancia? ¿Por qué es tan intenso el anhelo que ya mi piel se arruga solo por tenerlo? ¿Por qué tus ojos esconden su color en el viento si el cielo, el cafetal y el valle ya los pintaron en mi sueño? ¿Por qué el deseo nada tan profundo cada vez que te recuerdo si ya le expliqué a mi sangre que eres tú la que llevo dentro?
            Vivo en tu aliento y en cada nostalgia de mi tormento, sonrío cada vez que a mi cuerpo le miento y lloro cuando escucho en el susurro del aire, el vacío de tanto sufrimiento. No me dejes ahora porque aún en el espacio robaré al tiempo sus horas, en el silencio del universo sembraré palabras y en los papeles de nuestro cielo, escribiré tantos versos que las estrellas en sus destellos, solo copiarán tus besos. No me dejes ahora porque mi alma te añora y aunque estés lejos te prometo que llegará la hora: ese día en que los caminos serán mágicas veredas, los pétalos se desprenderán de sus rosas, el rocío será brisa y tu olor, el alimento de mi vida. Juntos imaginaremos nuestra noche, la dibujaremos de lluvia y Luna, la pintaremos de blanco, sombras y colores, la tomaremos de la mano y despacito la poseeremos toda, toda, toda.
           ¿Por qué la excusa sangra y una lejanía manda? ¿Por qué deshebro cada una de tus palabras y en sus letras no encuentro esperanza? ¿Por qué tus fotos son tan ansiadas y tu voz tan extrañada? ¿Por qué no me escribes una carta y antes de cerrar el sobre, solo frótala sobre tu cara? ¿Por qué la duda siempre camina sobre nuestra espalda, cuando la caricia es tan  necesitada? ¿Por qué no me llamas si el viento ya calla, cualquier silbido en la piel de mi cara?
            Revienta su razón el suspiro en las entrañas de mi vientre, rasguña la pasión su grito y el gemido es contenido, vomita su vaho el último latido y el deseo es reprimido. La soledad estremece más aún si compartirte no puede, las paredes pierden su blanco, las sábanas se arrugan entre puños y mi almohada extraña. El silencio pervierte, un sentimiento en el vacío se pierde mientras los ojos cierran su mirada y el intenso escalofrío posee. Es miel de hiel lo que mi saliva traga, calostro y mosto de pecado, exaltación de los sentidos y erección vigorosa bajo el reflejo de un infierno que me atrapa.  Solicita una pausa mi cama mientras una vela no se atreve a quemar chorreada, pide una luz mi alma y una ilusión mi esperanza, grita el destino que fue escrito en una falsa alarma y calla la boca porque el verso, se quedó sin palabra.
           ¿Por qué no hay musa que desee ser atrapada? ¿Por qué huyen los besos de mi blanca alma? ¿Por qué tengo frío cuando no hay rima que se pegue a mis palabras? ¿Por qué el silencio es tan eterno que no hay tiempo que se atreva a detenerlo? ¿Por qué mi Luna no está en tu cielo ni mi mar en el horizonte de tu anhelo? ¿Por qué me siento tan viejo, si edad no tengo ni bastón, ni perro? ¿Por qué escribo esto, si ganas no tengo?
            ¡Gritaré el recuerdo, mi ansia y el profundo deseo!
            ¡Me fundiré en la esquizofrenia de mi destino!
            ¡Escribiré lo que el hombre siente, lo que llora mi niño y a quien el poeta obedece!
            ¡Explicaré esa piel sobre la que mi pluma, su tinta empapa y cuando esté listo, firmaré en mi libro, el epílogo de mi destino!
            Desliza suave su piel una caricia, respira tierno el poro, se humedece el labio y un deseo abraza la mirada. Se deja ir el ocaso entre dorados, se mueve el cielo entre vientos y cruzan el mar las nubes en silencio. Alarga la mano el fuego a la vieja leña, empapa la ventana su vaho mientras un poeta explica a sus tintas que a veces el sentimiento no es comprendido, que la razón no ama y que a veces la sensibilidad cae en nada.
             Desprende la pluma sobre el papel sus letras, acicala la tilde su palabra, vibra la rima y en suspensivos puntos, la tristeza descansa. Mira el hombre a través de su ventana, llora el poeta porque quizás ya su musa no lo ama y juega la ilusión con el niño que lleva dentro porque quizás no habrá mañana. Exprime el violín su última cuerda entre las teclas de un viejo piano, llueve el cielo sus estrellas y entre trapos, el poeta limpia de hollín sus manos. Explica el tiempo que detenerse no puede, la brasa que su crujir sale del vientre y una luz, que desde las sombras, todavía no se atreve.
             Y entonces el hombre se aferra a su historia y el poeta a su legado, el hombre a su memoria y el poeta a su pecado…el hombre a su miseria y el poeta a una leyenda, el hombre a una esperanza, el poeta a una carta y el niño, llora por su amada.
              Corren tintas y se recrudecen las palabras, escucha la música al verso y se enreda en sus grietas el alma, destila una lágrima su agua porque sus gotas son de ámbar, tiembla la mejilla su incipiente barba y seca sus comisuras, con dedos y pausa. Respira brava la nostalgia y ahoga caricias en una melodía recordada, sueña despierto y en el viento pierde su mirada, la memoria le da infancia, la tristeza rabia y el sudor ya corre frío por su espalda. Llora el hombre y escribe el poeta las gotas de sus ansias, llora el alma y una pluma desgarra ganas palabra por palabra. Sufre el hombre porque esta no es su morada, lee el poeta que lo que escribió no dice nada y entre paredes blancas, hombre y poeta le piden a la luz un destello que los lleve más allá, donde la soledad sea amada.
              Grita el alma y gime la palabra, desea la piel y siente profunda la sílaba, de miel preñada. Corre el sentimiento y no puede ser escrito, estremece el amor querido y no puede ser vivido, suda el cuerpo y no es olido, disfruta el violín su arco porque ya no lo sigue el piano y se duerme el hombre pensando que quizás mañana, amanezca otra vez poeta, niño o quizás una página más, en el blanco de su libro. De golpe abre el viento su ventana y un olor perdido confunde su nostalgia. El  aroma canta una brisa, huele a rocío y  sabe a tierra mojada. Surge el niño y con la primera rosa se abraza, camina el hombre y pétalo por pétalo sueña con su amada, la desgarra el poeta y de su savia una tinta inventa, de sus espinas aprende dolor y de su olor descubre que en cada gota de su fragancia, vive la musa de su amor. Se funde la ilusión con el deseo y una tinta con su verso, hombre y poeta de la mano caminan, un hombre que a veces es niño y un poeta que mira su historia en el vacío, en la desnudez de su alma y en lo incierto de su destino.
              De lejos mira el niño al poeta y ve como escribe el sueño prestado de una noche en vela, de cerca siente el poeta al hombre y se humedecen sus letras, con miedo el hombre quiere volver a ser niño para vivir de sueños y tal vez, morir como un poeta.




          

No hay comentarios:

Publicar un comentario