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martes, 29 de mayo de 2018

ESPIRITUAL.



               No sé como sentirte, la distancia impide, lucha de piel y sábanas, paredes que revientan puños, miradas que desconocen albas, rocíos vacíos, pensamientos impíos, humedades vagas y gritos, que hasta mi Luna quebrantan. Debemos fundirnos, de naturaleza vestirnos, compartirnos en aire, viento, en cada solsticio y en cada copo de nieve que viaje esponjoso y tenue.
               Explica el Universo que en la distancia hay más deseo, que en el anhelo hay un mundo paralelo en el que no hay espacio ni tiempo, el orgasmo se desdobla en intenso sentimiento y la piel se mueve en sudores llenos de rocío y flores de almendros. A él llegaremos, en su plasma viviremos dispersos, de Lunas nos llenaremos y en cualquier mar copularemos. Sentiremos distinto, lo pleno no será ajeno, la caricia entenderá que no es egoísta y el beso mantendrá siempre pegada, tu saliva con la mía.
               Cierra los ojos y emprendamos ese viaje solo de ida, grítale al cielo que eres osadía y que te atreves a ser mía,  escribe en el viento tu deseo que llenaré de mi aire tu aliento, alimenta el sueño, desnuda tu cuerpo, desgarra el pensamiento de tu mente y deja libre el alma, para que hasta mi cuerpo entre. Mójate de lluvia porque allá todo es diferente, las nubes son de azúcar y los mares de agua caliente, hay cien lunas que no reflejan sombras y mil estrellas que en sus destellos, solo amor provocan.
               El viaje es ardiente, la oscuridad tiene color, no hay temor, fijamos las miradas y bailan atrevidas en una sola melodía,  una dentro de la otra, se desvanecen nuestras ropas y son destejidas por un maravilloso enjambre de mariposas. Tu desnudez me embriaga todo y mi piel te explica que nunca más sudará sola, el deseo es inmenso, fluye la pasión como una gran ola, tu alma escribe, mi corazón la lee toda, en ese silencio no hay tiempo y el cielo del Universo se despliega poderoso, en todo su aliento.
              Un divino vacío nos envuelve, nos sentimos transparentes y la sensación nos toca, no hay nada que se interponga, ni un ruido, ni un “hola”...ni el canto de un grillo ni el gemido del mar cuando mece su ola. Mi alma es poderosa y de caricia se viste toda, de brazos su membrana y de labios su coraza, de música su ansia y de sentimiento su garganta, de verso su palabra y de poesía, el amor que exhala. Te abres toda y piensas que en ti no hay nada, te posee mi alma y el espíritu revienta en tus entrañas, el momento es único, la posesión eterna, el intenso vaho empaña cien vientos, el grito sobrecoge, el aura enreda y el agujero negro le pide al infierno que desobedezca al pecado, que lo ignore, que lo entierre en su desierto y lo duerma para siempre, como efímero y humano recuerdo.
              Nos sentimos compartidos y parte de un infinito merecido, uno dentro del otro, jamás divididos, oliendo lo mismo, con los mismos sabores y un escrito destino. No hay elemento en la tabla periódica que describa lo divino, no hay átomo que en su núcleo tenga el amor escrito y no hay ley en este mundo que impida tal posesión, porque existe más allá de lo conocido. Espiritual, la auténtica liberación del ser, el tocar alma cuando el amor es de verdad, el sentir ese latido cuando el corazón ya su sangre debe enterrar y el poder de penetrar miradas, más allá de la eternidad.



              
             
             
              
                    

domingo, 27 de mayo de 2018

MOLINOS DE TIEMPO.



                 Hoy amaneció húmeda mi almohada, mojada por ese vapor que solo el ansia transpira, por esas gotas de sal que la profunda tristeza le roba a mi astral.  Oscuridad quiero y de mi sombra es necedad vivir a una pared pegada, que cese el ruido, que me abrace el silencio, que mis ojos sea capaz de cerrar y ver si tengo algo dentro, que las entrañas dejen de moverse y me dejen en paz, que la saliva no se seque y que mis manos ya no posean mi frente. Huyo del viento y de la media luz tenue, de ese olor a fresco y de la música cuando no me explica lleno, las piernas ya no aguantan, mis lágrimas una senda reclaman y mi boca agrieta sus comisuras para que ningún dedo ose tocarla. La tristeza es profunda, el recuerdo de un tiempo mejor mata, un escalofrío recorre mi espalda y el nervio grita porque el sentimiento ya envainó su espada. ¡Miedos! ¡Molinos de tiempo que de mi mente toman su aire! Humillación del alma por no poder salir sólo adelante, pasión destruida por una decisión que es coágulo en mi sangre,  falsa ilusión para un espíritu errante refugiado en una oración exigida, que nada explica ni sentido tiene en mi vida, momento interior, respiración maldita por no tener ese oxígeno, que solo el sueño transpira.
              Abrazarlos quiero y necesito porque de mi sangre son hijos, seres de luz por mi paridos, medio y fin por esta Tierra elegidos, explicación última y de mi camino, sentido. Comprenderme no pueden porque ya los educaron diferente, un padre capaz no tienen, les escribo y no me leen, los lloro y de lejos con otras personas se divierten, los amo y en mi soledad los dibujo, los pinto y los extraño. Ya solo no puedo y arrodillo mis bruces al color del cielo, los deseos a un destino incierto y mis sueños, en manos de mi ángel los dejo. Al tiempo temo, a ese reloj que prisa tiene, a esa ansiedad que duele en el corazón, fuerte, diferente, persistente,  disfrazada de veneno y espada silente. Ya la coraza no sirve para nada, la espina se desgarra,  mi alma ha sido penetrada, mi espíritu he cuestionado y el sueño ya ha sido embargado.
               Entiendo que soy parte de algo mucho más grande, que como humano no estoy sano, que cargo errores, vacíos en mis manos y algún que otro reproche de alguien que quizás me haya amado. Necesito sentir que de este mundo no soy extraño, que aunque por diferentes caminos he vagado todos están en mi vida contados, que todavía no hay epitafio en mi mármol y que todavía tendré una oportunidad para vestirme de algo. La pesadilla a su merced se ofrece, sufre la cama, el silencio cede y el averno enseña sus brasas: la mirada fija saca al consciente de la vida, el impulso es feroz, desde el séptimo piso cae el cuerpo sin pagar peaje, el vacío al inconsciente grita y la Tierra imanta el alma, suben lágrimas a la sien, el cabello en el viento se alarga, los labios se apelmazan, la saliva emprende el último trago en su garganta y la sangre se prepara. El espacio se llena de luz, la pesadilla sufre, una mirada nerviosa se despierta y estalla el alma. El poder ha sido enseñado, mi astral se ha levantado y he visto mi cuerpo ahí tirado, no puedo tocarme, soy consciente y sin pulmones exhalo, será eso la muerte o quizás del espacio he sido  preñado, será el viaje deseado o es que alguien el umbilical ha cortado, será ilusión o soy cautivo de la profunda tristeza y su posesión. Vago en un limbo que no entiendo, mi aliento huele a cansado, soy extraña luz y alma, ni mi soledad  me acompaña, soy vacío y raro en el destino, no hay grito que me guíe ni silencio que recuerde, no hay nada, ni memoria que me llene.
                En la oscuridad nado, el Universo es pequeño, frío y extraño, tanto que así no me lo habían explicado. Se abre el espacio, huelo sin olfato y toco el no tiempo sin tacto, todo es raro, siento y no me hallo, hay conexión con algo, no entiendo qué está pasando y de repente se abre un increíble agujero de gusano: Es un sueño o un paraíso en excelencia dibujado, es el óleo que el gran Mago me había preparado o solo un espejismo en el incomprendido espacio. Un nuevo planeta se me muestra de infinito  amor engendrado, su tierra es de mi agrado y en ella cien millones de molinos respiran despacio. Algo empuja mi alma y me dice que a mi destino he llegado, sin pensarlo al primer molino me agarro, engancho mi espíritu al aspa más alta, la centrifugación es osada, empieza la eternidad a tejer una cápsula desde mi espalda, siento en el vientre como de sedas se entrelazan mis entrañas y en mi mente como una vida recorre la memoria entre sienes y unas historias, que ya son extrañas. Se aterciopela transparente mi piel, imagino un sudor que no es dado, el oxígeno no parece necesario y en ese divino capullo me siento querido y gusano. Soy de nuevo un fetal fenómeno, una miga del divino que hace que no me sienta solo, sombra de un destino ya por él escrito, del Universo su calostro y del gran Mago, una creación que requiere más perfección y algún que otro retoño.
              Una segunda oportunidad pinta oro, un nuevo umbilical es mi tesoro, una cicatriz se escribe en mi cuerpo para que sea recordatorio, se borra la memoria, el aprendizaje permanece y renazco como mariposa silente. En esta Tierra nací una y otra vez y la dejaré el día, que por fin aprenderé.



                 


ESE PIANO...(AUDIO)




ESE PIANO.



               Escucha ese piano, fluye lento, con un gran sentimiento, de sus teclas a tu dentro, de su viento a tu aire, del silencio a tu miedo y del vacío a tu lleno. Escucha porque debes estar atento, él te habla, te muestra su verso, su nostalgia y su amor, porque está contento. Mira sus manos, esos dedos, ese vapor que mueve anhelos, ese candor, ese tecleo que es firme y terso, ese suspiro que de sí emana lento, ese cariño que no es invento y esa ternura que toda se besa porque es dulzura y no infierno.
               Escucha ese piano, interpreta su locura, lee su historia porque es única, huele su textura porque en sus teclas blancas es hermosura y en sus negras respira  angosturas. Escúchalo, cierra los ojos, aprieta tus labios y deja que tiemblen los párpados, que la quijada se sobrecoja y que la mejilla recuerde aquel beso que un día recogió de él, esa nota. Fúndete a él, arrodilla tus sentimientos para que puedas volverlos a escribir, se humilde y a su música te debes asumir, se valiente y siente porque el ser, aunque silente, no tiene excusa para no sentir.
               Escucha ese piano porque un ángel lo está tocando, es el Creador que en su melodía está descansando, es el mar que en cada silencio aletea una ola cansado, es el horizonte quien pega sus notas y el cielo el que da color a la inflexión de esta canción. Escúchalo, lee la hebra del sentimiento cuando fluye en el viento, lee lo profundo de esa nota cuando tu piel atraviesa y la gota de su lágrima cuando a tus ojos se pega. Lee su esencia, su transparencia y esa tinta que en melodía chorrea y chorrea…lee su historia, su cuento, su leyenda, su poesía y su prosa porque entre sus teclas hay algo más que música, algo más que una noria…algo más, que una simple memoria.
              Escucha ese piano porque en ti está ese regalo, del cielo fue dado, lo que sientes no es vano, el Creador te lo dio como legado y tú sabrás si lo sientes profundo o solo como un acorde vacío en tu mano. Escúchalo, siéntate, sin nadie a tu lado, que no haya una copa que distraiga al Mago, cierra tus pestañas, pon tu mente en blanco y dibuja en cada tecla un sueño, un anhelo o un momento ansiado. Descúbrete como parte de lo creado porque eres ser e importante, eres grano y parte, eres humano y del piano su música, que por extraña, solo toca esa melodía que el Creador en tu alma sembró, con la tinta de su dulce ironía. Escucha ese piano porque hasta tu silencio toca, tus miedos desboca, tu amor en el viento escribe y a veces entre nube y nube, una de tus lágrimas se convierte en algodón de azúcar, de una nostalgia que nunca escribiste, de un sentimiento que besarlo no te atreviste y de un momento en que estabas triste y ese piano, en música te dijo: ¡Si existes y eres parte del gran Mago!




sábado, 26 de mayo de 2018

HOY HAREMOS EL AMOR BAILANDO...



             Suenan en mi cuerpo los tambores de guerra, el vello eriza piel, la caricia se desea, la pasión suda y el tiempo espera. Tus manos son decisión y sobre mis hombros condición, tu mirada penetra, mi lengua ansía, tus labios provocan, mis dedos caminan, tu boca se atreve y una media luz en erótica melodía se convierte. Desgarras mi camisa, los botones se pierden, una cera se prende, un tinto resbala y la copa se abre, la música es diferente, tu pezón mi pecho rasga y entre tus cabellos hago mía tu espalda y se abre un deseo en mi garganta. Me pide tu cuerpo que lo llene de nata y entre ríos de saliva te explico un sueño que nace de mi ansia, el libido es querido, el silencio por el suspiro oprimido y el pecado reconocido cuando en tu vientre, se abre dulce tu ombligo. Siénteme porque en mi luz no hay olvido, poséeme porque dentro está el paraíso, grítame porque mi nombre será el título de tu libro, ámame en lo más profundo porque en cinco minutos serás mía y no habrá poeta en este mundo que pueda escribir tanta poesía.
             ¡Mujer! Compro tu alma y la penetro con tanto amor que mi deseo toca cada poro de su membrana, le doy tanto calor que en la mirada se desnuda, me muestra  de que está hecha y absorbo una belleza hecha de vainillas y  dulzura. Escribo el verso que la explica toda, dejo que mis tintas absorba y leo en ella tanta pasión que cuando a mi Luna mira, se arrodilla y le muestra sumisión. ¡Amor! Sé que ya no hay más desnudez bajo tu piel, que de tus nervios ya embriagué mi sed, que no hay poro en tus labios que no haya recorrido y que no hay sudor que mi corazón  de ti no haya absorbido. ¡Cariño! Explícame otra vez porque tanta ternura se desdobla en cielo desde tu niñez, porque tus caricias están hechas de ese maná que solo el universo es capaz de ofrecer, porque tus ojos roban la mirada del rayo cuando atraviesan todos los rincones de mi alma y por qué cada uno de tus besos, escriben amor en cada ala de mi ángel, en cada comisura de mi cama y en cada silencio que en mi soledad se amaga.
             Ven y dame la mano porque hoy haremos el amor bailando, escucharás ese primer latido cuando pegado a tu pecho suene despacio, te sostendré en el viento, elegante se vestirá nuestro espacio y tu contorsión robará mis manos. Seguiré tus pasos, despacito quitaré tu ropa y entre tus ojos me sentiré amado, el deseo será ansiado, el ritmo venerado y cada beso sostendrá mi cuerpo a tu cuerpo pegado. El cielo desplegará su firmamento, La Luna sus velos, la rosa sus pétalos y nuestra noche será música, baile y danza de anhelos. Pedirá la estrella un momento, el trueno al rayo un silencio, el musgo a su hongo que se esté quieto y el bosque a su grillo que calle porque no puede oír lo perverso…Y te estirarás en mi toda, te dejarás llevar por mis notas, de mis brazos te irás y a mi pecho pegada regresarás, la melodía nos emborrachará, la vela gritará por más oscuridad y un añejo tinto entre nuestras bocas chorreará. El equilibrio se perderá, la imaginación derramará su condición y el aire suspirará cuando en el suelo nos empecemos a amar. Poros erizados, alientos sudados, salivas entre bocas confundidas, caricias divinas, seducción consentida, sensualidad pedida, amor total… expresión de vida.  Me pedirás dentro y por tu espalda vaciaré a besos un primer deseo, me dirás que necesitas más, que de mi olor te quieres embriagar, que una humedad quieres saciar y será entonces cuando en el infierno el pecado arderá, el tiempo su tic tac callará y la mirada te explicará que en el amor soy un hombre de verdad. ¡Atrévete! Porque el baile no debe cesar, desinhíbete, abre tu mujer y déjala en libertad, cierra los ojos, siénteme, respírame que yo jamás te he de exhalar, reviéntame porque de tu amor lleno no quiero estar, acaríciame porque si un verso en mi piel he de tener, será ese que rime con tu huella, tus gotas, tu olor y las tildes de tu amor. ¡Ven! Abracemos perversidad, juntemos al paraíso con la humanidad, digámosle a la naturaleza que un arcoíris está por llegar y rebocémonos por el suelo como dos niños en orfandad: tus muslos sobre mi cara, tu vientre entre mis vellos dejo que lata, tus pezones en mi cadera sudada, tu boca de mi vigor llena y enamorada, tus manos en mis rodillas escribiendo ansias, tus cabellos nadando sobre el limbo de mi cuerpo como gata encelada, tu mirada perdida entre mis sábanas y tu corazón vibrando, sobre una pasión desbocada. En ti se hunde mi garganta, la  profunda lengua escribe en saliva que mi sangre te ama, un sudor nada, el deseo empaña cien ventanas y la música, esa música que leyó pasión en nuestra danza, sigue borracha y recitando amor, en el fondo del alma.
              Déjame que te sienta de nuevo y dime de qué está hecho el verso que en tu piel nada, dime que tan profundo es el sentimiento que de ti emana y dime por favor por qué tu recuerdo tiene mi memoria posesionada. ¡Dímelo! Explícamelo con peras y manzanas, con dedos y besos, con ternuras y caricias deseadas, con miradas, con poesía y con unas letras que en sus tildes, corra tu alma. ¡Abrázame! Deja que el silencio sea nada, que de seda se vista mi almohada, que la ventana ni con el rocío se abra y que cuando susurres una palabra, ésta sea solo, el gemido de tu alma.




viernes, 25 de mayo de 2018

SUDORES.



             ¡Sudores! Fragmentos de vida que la piel explica, gotitas de sal que exhalan sentimientos, frío pegado cuando no se entiende…pasión humana que en el cuerpo se muestra silente.
             El pensamiento es instinto, me refugio en el inquieto presentimiento, nace dulce una música y mi aliento cae preso en un papel que por blanco es perverso. Le pido a una tinta que me explique, a la Luna que el mar mueva, al silencio que persista y al cielo que se vista de equilibrista. Desgarra la conciencia y le rompe al violín su cuerda, la nostalgia es profunda, una soledad respira penumbra y mis ojos le piden paz a una extraña bruja: vuela entre escobas y verrugas, aprieta mi piel cuando mi poro suda, caliente el ambiente me desvanece y no encuentro una ostia que de la religión me quite culpa. La ventana se cae porque no hay viento que la aguante, la puerta se abre sin timbre que la llame, la mirada el papel relame y una concentrada visión, le pide al pensamiento que sea imaginación.
             Le pregunta el poeta a su verso si nació convexo o es parte de una ajena ilusión, si sus letras son eméritas o parte de una pasión, si del recuerdo es sumisión o si la memoria arrodillará su rendición. Cae la primera gota y mi piel se abre toda, el sudor agota, la cerveza está loca y una cera le cuenta a mi musa que no es menester la cordura, que la locura se explica sola, que el sentimiento a veces nace de un desierto y que el sueño por solemne no invoca y ya es otra cosa. Exhala el poro toda mi dulzura, el aire se equivoca y una traición atraviesa con sus cuernos los labios de mi boca. El pesar insiste en estar, la melodía no tiene otro acorde que la explique y mi mente, la que sola se abraza silente, pide tregua, un espacio y la manecilla de un tiempo que para ella, no sea extraño.
            Abraza una arena su piano y de playa se llena, tecla por tecla es perfecta, de cristales y diminutos cangrejos está hecha y sublime en una espuma dulce se erecta. Es arena, la sal  de mi mar que me llena, esa marea que despacito la muestra y esa brisa que contenta no se queja. Es mar, naturaleza y necesito que mi desnudez proteja, que penetre mi sudor, que me tatúe una iglesia entre ceja y ceja, una oración en mi débil conciencia, un pecado que  explique mis carencias y una palabra que en mi sien se convierta en verso o quizás en la rima de un querido infierno. ¡Dios! Vivo para merecerte y no he podido a veces quererte… ¿Por qué de tan lejos vienen los deberes que entenderlos nadie puede? ¿Por qué eres tan diferente si te explica un ateo, el monje de un convento o un científico converso? ¿Por qué eres distinto, supremo, distante, del humano amante y a veces de la guerra, una excusa, un punto y aparte o un instante? ¡Dios! ¿De qué te hemos disfrazado que ni un antifaz te hemos dado?
            Me dice el demonio que es valiente, que en la sociedad vive por siempre, que su infierno es ardiente y que cada quien pagamos una cuota diferente. Que en él, nuestro espacio tenemos por siempre, que en sus calderas viviremos en agua caliente, que también tendremos cuernos, cola, rabo y un aliento indecente, que en sus huevos las claras son transparentes y las yemas fluorescentes,  que los ombligos están en venta y subastados a inquisidores insolentes, políticos y modernos terratenientes, que las miradas son compradas y las más osadas cegadas, para que jamás vean nada  en el fondo de sus almas.
            El hombre sufre, el poeta sus versos ansia, la sociedad escupe su falacia y el tiempo corre y corre…y nunca se para. ¡Espacio que arrugarte quiero para que no haya distancia!¡Pecado que aniquilarte es deseo porque en la pasión es difícil explicarte!¡Sueño que ilusionarte quiero porque tanto si vienes de Dios o del averno, siempre serás poesía, un escrito fingido, un sentimiento erecto, la razón de una apología o quizás esa música que de mi libido sea melodía!
            Gotas, lágrimas, el sudor del alma cuando sufre, del corazón cuando pregunta y de la mano cuando entre vacíos escribe sus puños, entiende que entre sus tintas el aire ya no vaga y que una rima no es nada si del sudor no emana. Escóndeme, perviérteme soledad, silencio abrígame, mundo desconóceme…porque los miedos quiero desnudar, unas ansias gritar, gemir a solas mi humedad y sudar, sudar…y sudar.




miércoles, 23 de mayo de 2018

ACORDE.



              Quiero volver a sentir esa nota, ese acorde que junto a ti explicaba música, ese tono de amor que mi corazón sobrecogía, ese pequeño destino que la humedad de cualquier lágrima protegía…ese beso, que era melodía. Me sumergiré en el pentagrama de la esquizofrenia, en la dulzura de una imaginada epopeya, en esa lucha del mar contra su marea y de mi piel contra una caricia que un día fue guerra. ¡Ven música! Deja que el violonchelo se ocupe de mi cielo, que la guitarra exprima cada uno de mis anhelos y que el violín en su arco, me amarre entre sus celos. ¡Música!  Arte y parte de este ser que como humano, jamás tendrá excusa que de ti lo aparte ¡Música! Acorde de ángel, poesía por el viento elegida, explicación que das sentido a cada uno de mis días, poema, prosa del cielo y del Creador, una dulce caricia.
               Desmayaré mis oídos para que por ti sean poseídos, seré ciego cuando tu desnudez me quite el sentido, mudo cuando tu gemido me exhale profundo y sordo cuando en mis entrañas, vibren los miedos del inframundo oscuro. Con sabor te engulliré y en mi tacto cada acorde abrazaré, te seré fiel y de ti cautivo viviré, te explicaré allá donde nadie te quiera entender, de ti hablaré y mi boca llenaré, seré la tecla negra de un piano que te tocará por ingravidez y el manotazo de un tambor que entre selvas, te respirará una y otra y otra vez. Te idolatraré, te escribiré y te amaré desde el fondo de mi ser, aunque quizás por ti, otros me dejen de querer.
                ¡Acorde! Minúscula partícula en el átomo de la música, molécula ínfima en el sentimiento de la melodía, rasguño de tiempo que explicas un espacio sin regreso, Universo paralelo que te viajo lento y sin miedo, aire valiente que te expresas hermoso tanto si eres grito o un bajo silencio en mi celo. Pedazo de vida que de la pasión escoges un hilo en tanta humedad entretejida, pecado para el asceta que dormido sin querer te respira e infierno para el amargado que tu bemol, en su pentagrama siempre olvida. ¡Acorde! saliva bendita que la música en su boca sembró entre papilas, magia en dedos nacida y a veces en sublime letra reprimida, silencio de poetas para que la inspiración sea divina, maná de musas en el gran convite de la mitología, veneno para almas impías y desierto que seca corazones en el desamor, de una traicionada osadía.
               ¡Acorde! Principio de la música y primera tinta de viejas notas, piedrita en el cráter de mi Luna y luz en el destello cuando mi alma está sola, grano de sal, arena de cristal, cuarzo en el ombligo de una vestal y mano tendida cuando el sentimiento es astral. Te amo, te escucho, te vibro, te poseo y hago el amor contigo, a veces solo te recuerdo, te maldigo, te odio y te digo que en mi soledad no tienes abrigo. Te extraño, te toco cuando no estás a mi lado y te añoro si el tiempo está nublado, si alguien le dijo al silencio que te mantuviera callado o cuando te equivocas y piensas que eres humano. Dejo que mi dedo te acaricie cuando eres vaho de mi ventana, que mis sábanas te arrullen cuando una de tus notas perdidas me reclama, que mi piel te absorba cuando tu silencio mi alma desgarra y que mi conciencia te haga memoria, cuando en el recuerdo fluyes de manera osada.
                   ¡Acorde! Principio y fin, sentimiento y parte de mi alma, rinconcito donde llora cada noche mi almohada, pintura soñada, música abrazada, pedacito de vida que siempre  vives entre mi boca, mi lengua, mis labios y mi garganta. ¡Acorde! Animal salvaje que mamas en las ubres de mi linaje, dedos de paje y uñas de coraje, alfiler que despiertas mis sentidos y toda la piel de cualquier parte, emoción que de mi has de embriagarte,  espada que a veces de lo vivido me haces culpable…acorde de vida que lejos de ti, no soy nadie ni de nada soy parte.



                  

martes, 22 de mayo de 2018

NIÑO, VAGABUNDO Y MENDIGO.



               Respiró su inocencia un alma de niño y quedó escrita en la vieja arruga de un pergamino, la recogió un mendigo y como vagabundo caminó por siempre en el sueño de aquel niño. Creyó que todo lo había vivido, que lo existido ya era memoria para el olvido y  cada vez que un silencio le era permitido, preguntaba a su soledad si en verdad había alguien divino, por qué quería conocer esa pluma que escribía su destino. De huellas llenó su camino, de pensamientos los bosques, de respuestas sin dolor las espinas, de caricias  cada margarita y de envidia cada pétalo que su rosa humedecía.
               Vagabundo y mendigo, guardián del sueño de un niño, espíritu libre y mensajero de aquel pergamino. Pasaban mil arenas por la estrechez de aquel reloj de vida, miraba de cerca las piedras en cada vereda, cruzaba ríos y en cada espejo de agua sostenía firme su mirada, cada montaña era caminada y cada duna en su desierto pisada. Sudaba, frío sentía, el temblor de sus piernas comía, el viento ya no escuchaba y cada nube era meditada y exigida, para que su sed calmara. Viejo en años y anciano cansado por cargar un sueño que no podía explicarlo, sintió que su destino ya no sería largo, que el dulce verano había terminado y que como hoja abandonada, vería en su árbol una ocre caída de aquel otoño, del que siempre se creyó retoño.
              Entendió que había llegado a su último paisaje. A su derecha millones de burbujas sostenían una hermosa y gran cascada, a su izquierda una espesa niebla cubría de cenizos óleos los mármoles de un cementerio que vida no explicaba, de frente una gran roca sus posaderas esperaba y cuando buscó alguien que lo acompañara, vio su soledad como se apartaba, a la naturaleza como lo abrigaba y a un pequeño saltamontes que entre sus pies saltaba. Pensó que entre la vida y la muerte estaba, entre el eterno ruido y el infinito silencio, entre la oportunidad y el sueño, entre la verdad y una ilusión deseada que casi era cielo. En aquella gran piedra sentó su alma y despacito abrió aquel pergamino que con tanto afán, entre su ropa guardaba. Antes miró precavido a un horizonte que parecía que le hablaba, pero al no escuchar ningún sonido, solo disfrutó del nacimiento de una nueva alba. Lloró el mendigo porque quizás sería la última y en su lágrima retrató lo que su vagabundo había vivido, secos yermos pintaba, cálidos desiertos y animales libres corriendo en sus sabanas, selvas mágicas, cuevas de hadas, estrellas deseadas y una mujer que en su Luna quedo grabada. Una paciencia de vida era dibujada, un sentimiento recorría gota a gota su cara y el escalofrío era tanto, que se tiró y a la fresca hierba pegó su espalda.
               En sus manos desplegó aquel pergamino, buscó aquella arruga donde escribió el sueño aquel niño, la tinta era hermosa, el olor a pétalo de rosa y su textura suave, como piel de mariposa. Habló el escrito y sus manos respiraban temblorosas, aquellas letras habían vivido y entre su prosa, él había existido. El sueño se había cumplido, el camino fue bien elegido y el destino terminado en el exilio consentido. De aquella sociedad se había apartado y del mundo conocido renegado, unió sus pasos a la naturaleza y sus huellas fueron tierra,  vivió intenso cada verso del universo, cada noche de su Luna y cada día que un nuevo cielo lo sobrecogía en su anhelo. Se desnudó cuando quiso, se bañó en cualquier río y navegó atrevido sobre cualquier sal de cualquier mar, gritó y no fue señalado, lloró y por nadie fue abrazado, amó y a nadie pidió un beso prestado, pensó diferente y por nadie fue juzgado, sintió lo perverso, lo osado y el sueño imaginado, jamás vió un alce cazado ni lloró al ver un niño abandonado, nunca le dijo el estado que el impuesto no había pagado porque el dinero en su vida no fue necesario. Era naturaleza y el sueño estaba pensado, aquel niño moría y sabía bien lo último que haría: en la tierra se estiraría, sentiría su postrero abrazo, en ella se rebozaría, miraría de reojo su legado y cenizas no sería, en grano de arena se convertiría y a la naturaleza se fundiría. Fue nacido y decidió que su vida sería distinta, soñó diferente y para recordarlo lo escribió en su pergamino, lo escribió para que jamás fuera olvidado que un día en su albedrío, descubrió un nuevo camino y vivió como niño, vagabundo y mendigo, apartado de injustas guerras, sin pedir permiso y sin juzgar si su destino, fue escrito o no, por lo divino.



lunes, 21 de mayo de 2018

MISTERIOSA Y PERVERSA.



               Me amas, pero detrás de una pantalla, me extrañas, pero escondida en la virtualidad de una telaraña, me seduces con una foto amañada y dices que hueles a jazmines e infusión de exóticas vainas. Y yo te creo y de tanto en tanto en calientes humedades se desparrama mi alma, te escucho en gemidos fingidos, te oigo en sonidos que no me dan abrigo y te leo en copias tan ingenuas, que ni siquiera pertenecen a un libro conocido. En verdad eres un martirio pero soy yo quien lo ha consentido, en verdad me llevaste a tu falsedad con sigilo, a tu modo inventado de ser, al territorio que nunca te vio nacer, a ese cáliz llamado mujer y que resultó un engendro, que ahora,  no puedo ni ver.
               Entraste al juego de los sentimientos, al más peligroso de todos, a ese ardid que no es escondite ni un tres en raya triste, ese yo-yo que no resbala, un juego de la oca que jamás tira porque nunca toca y a unas escaleras que tienen más serpientes que tiradas locas, un juego de  pocos dados y muchos ahorcados. Te atreviste en el ajedrez siendo peón, fuiste a una dura guerra sin cañón, a una selva sin brújula ni física condición y nadaste un mar en que las olas se mueven con mi Luna, la espuma se embriaga con mi sal y su horizonte, es mi santo grial. Apostaste fuerte y perdiste, incapaz de mostrar una lágrima jamás te arrepentiste, ni siquiera en tu orgullo venciste y ahora que te quedaste sola, respiras el hedor de la hiena por las comisuras de tu boca.
              Te diré algo: ¡Ven! ¿Quieres sentir lo que es un abrazo? ¿Deseas leer de lo que son capaces unos labios enamorados? ¿En verdad tu vida es tan vacía que solo te llena  la hipocresía? ¿En serio tu sonrisa solo es el dibujo en una ajena fotografía? Mira, te invitaré a un balneario, de esos que el agua caliente corre a diario y te acarician de cremas y extraños fangos. Te desnudarán y poquito a poquito tu piel quitarán, al sol la pondrán y la curtirán…y así parecerá que hayas vivido de verdad. Después, con láser y un pequeño bisturí, dos callos en tus manos te pondrán, tres asperezas en tus pies aparecerán y así tus huellas algo escribirán, cinco pequeñas estrías en tu vientre mal no te vendrán y una arruga en tu frente te dirá que un día fuiste valiente. Te pintarán suave dos ojeras, las patas de gallo serán sutiles y cuando te hagan mechas, dejaran que tus raíces respiren alguna cana que como mujer te realice. De cuajo sacarán tu corazón, de las arterias tu colesterol y de las venas tu veneno, en cada ventrílocuo un imán pondrán para que no se te pegue lo oxidado y en cada latido una música, una canción de cuna, para que te duerma cuando lo pervertido te nazca ansiado. Me dirás que es demasiado pero bien sabes que incluso un antifaz para ti es algo mundano, el engaño es cotidiano y el dinero, tu moneda de cambio.
                Sé de verdad y quizás te quiera alguien no tan lejano, sé de verdad y quizás puedas mostrar cierto encanto, sé de verdad porque cuando eres mentira, solo te mira la rata cuando busca su alcantarilla. Cuídate!


             
              

domingo, 20 de mayo de 2018

UN CORAZÓN GUARDADO.




          Temblaba la taza en mi mano, café caliente, labios precavidos, dedos atrevidos y un dulce sabor que no entendía que era amargo. Un día aciago, el amanecer nació temprano, mis pies estaban cansados, mi espalda molida y en mis ojos solo una lagaña vivía. Las sábanas mi cama desvestían arrugadas y distendidas, sé que mi almohada de lejos me veía y aquella mesita de noche se alegraba de que hubiera llegado el día. Fracasaba el momento porque el hombre no sabía que sentía,  la luz apagada le pedía ayuda a un alba que no se atrevía y como la ventana sola no se abría, me levanté, recorrí la cortina, de lado miré, toqué su cristal, mi dedo seco saqué y entendí que ni el rocío me daba querer. ¡Qué triste respiré!¡Que sensación de dejadez!¡Que depresión noté que hasta a medias el cigarro tiré! Me desnudé, a la ducha entré, el agua caliente dejo de ser y las agujas del hielo mostraron su poder, de prisa me enjaboné, la incipiente barba afeité y mi boca lavé. Maldije profundo como siempre me enseñé, el café tiré, a la corbata le dije que el nudo era una desfachatez, a mi pantalón la línea le quité y enardecido tomé la plancha y quemé una camisa, una trusa, un calcetín y la funda de un cojín. Era de esos días que todo sale al revés y de repente un conocido sonido escuché. De mi puerta venía el timbre, osado, quisquilloso y seguro de algún vecino que amable no me daría la mano ni unos buenos días con agrado. Por la mirilla espié por si acaso, pues mi casa olía a plancha y a quemado, no fuera un rey fuera de su estado o un político pidiendo votos para el senado. Y lo que vi, me gustó: noventa, sesenta, noventa, ojos verdes, mediana cabellera, piel de muñeca y labios de seda. Abrí sin peinarme, asentí sin escucharla y el paso le permití. Parecía amable, poco risueña, algo inteligente, olía a jazmín y fresas, su tacón no insultaba ligereza y vestía muy fresca. No me dejó ver su transparencia pero en la imaginación la pensé tersa, no toqué su sesenta encima de su cadera pero en la ilusión la sentí cerca, su tanga marcaba pero mi educación no era vana y cuando tomó la taza invitada, vi una grieta en su lengua que a una serpiente me recordaba. ¡Era bípeda! Quizás una marciana o de un extraño ente reencarnada. No sentí miedo y en la sala, empezamos la plática. Me habló de Orión, de Sirio y de quien sabe qué universos, que si nosotros éramos nada o solo el mal engendro de un invento, que un error habían cometido y que por eso decíamos que había infierno, que en el cosmos los mundos vivían paralelos y que cada decisión tenía un cielo. Paré la charla y le dije que todo eso no me importaba nada,  que si algo de mi quería, su belleza guardara junto a su bípeda saliva  porque mi alma ya estaba asustada. Me tomó de la mano, me miró y sin hablar me dijo que el sentimiento me faltaba, que mi corazón estaba vacío, que ya todos los había escrito y que de regalo, un nuevo corazón tenía que ser dado. En un segundo, junto a ella en una extraña tienda me encontraba: vendían corazones, por ella abrazada sentí paz en la entrada, caminé por inercia, recé porque así recordaba y sin darme cuenta, en la primera vitrina, desmayé mi ansia.

           Y ahì, en aquel estante habían dos corazones: uno lleno de sangre, poderoso, rojo y con latido de carne, el otro estaba congelado, seco, pálido, sin latido, pero con dos ojos que ni la mirada habían perdido. De frente sentí que me hablaban y de reojo escuché que me llamaban, vi que aquella mujer en sus manos lo tomaba, su aliento me buscaba, yo la pared miraba pero no logré disiparla. Le dije que no era mejor que el mío, que por favor que no cambiara vacío por vacío pero aquella mujer tomó mis palabras por olvido, me reclamó un no se qué y escupió que por mi culpa lo había perdido, miré debajo de una mesa y recorrí todo el piso…y así distraído, en silencio tomó un cuchillo, mi pecho abrió con sumo sigilo y el corazón cambió sin yo sentirlo. De repente sentí un deshielo, un primer latido y en mi conciencia una voz que me decía “¡tranquilo!”, el espasmo era sufrido y el terror me tenía el cuerpo oprimido. Me obligó a alimentarme porque de rojo tenía que entintarlo, me llenó de fresas y cerezas, me salpiqué con el jugo de un kilo de grosellas y terminé hundiendo mi boca en una sandía que sabía a dulce melodía. Ya mi alma cansada dormía, el sudor empapado de mi piel se exprimía y las pestañas  despacito, ya cerraban el teatro de aquel día.
             Con un gran sobresalto desperté, ya no estaba aquella mujer, bellísimo se vistió aquel amanecer y todos los colores eran más intensos de los que alguna vez pude ver. El rocío era tenue lluvia, una brisa me acariciaba desnuda y el alba era tan hermosa que no había sombra que mostrara una duda. El café olía a su tierra, el pan a su horno, el pajarito a su nido y el pétalo a su rosa, la Luna nadaba plena en un horizonte que por despedida le preparó una fiesta y el Sol, maravilloso y candente, jugaba con una nube que por valiente se le puso de frente. Todo era igual pero diferente, todo en su lugar pero lo sentía distinto, porque lo veía como antes pero lo percibía mucho más grande, no de tamaño sino en su interior, no solo en el color y su intensidad sino que sabía que en ese todo, un alma vivía en verdad, algo más allá de la terrena espiritualidad que lo tenía que guardar. Y yo la notaba, la respiraba e incluso la podía explicar. ¿Qué me estaba pasando?¿Estaba soñando o en otra realidad?¿Qué había fumado si no tenía hierba de la que echar mano?¿Qué me estaba pasando?
              Entre dudas estaba nadando pero vivía algo que quizás solo a veces había imaginado, entre preguntas buscaba esa respuesta que me diera una certeza y entre dolores de cabeza, buscaba una aspirina que fuera parte de la naturaleza. Como sirena me duché y hablé con el agua de manera sincera. En el diálogo estaba cuando alguien tocó a mi puerta, me rebocé con la toalla como está mandado y por la mirilla espié para ver quién era. ¡Era aquella mujer! Abrí con recelo y temor, la toalla del cuerpo se escurrió, ella educada no miró, la mano tomó el dichoso trapo con sumo agrado y la invité a pasar, con mi tesoro ya guardado. No pregunté y respondió, no entendí pero rápido asentí, no la escuché pero todo oí y en el aturdimiento entendió y me volvió a repetir: “ahora tienes un corazón de lujo, lleno de sentimientos y en tu sangre late como si fuera el primero”. Le pregunté por qué había escogido ese corazón tan seco, que tuve que hidratar dándome por entero y que ahora parece nuevo. No dilató en su respuesta y me dejó boquiabierto: “ese corazón tan seco a un ser perteneció, lo caminó, lo corrió, de orgullo lo llenó, de envidias lo sembró, alcoholizó su sangre, sus arterias tapó y nunca uno de sus sentimientos tocó. Jamás amó y cariño no sintió, nunca sonrió pero tampoco la tristeza conoció, no caminó ternuras ni caricias dió, no sintió frío ni calor en el amor… y ni una lágrima jamás, de su ojo salió. El corazón se cansó, su latido poco a poco entre coágulos se perdió y aquellos sentimientos que en él vivían desde el momento en que Dios lo creó, por no utilizarlos, lo secaron, lo colapsaron y en el último infarto, lo explicaron.” Creo que mi asombro la cautivó, me abrazó y en el susurro, otra vez me conmovió: “Este corazón de vírgenes  sentimientos te respira en verdad y ahora de nuevo sentirás, escribirás, amarás, de naturaleza te vestirás, a carcajadas respirarás,  llorarás y cuando sientas que una lágrima ya no quiera resbalar, solo piénsame, porque soy tu ángel de la guarda y otro corazón tengo guardado para ti, en el fondo de mi alma.”




sábado, 19 de mayo de 2018

¡PRENDE LA LUZ!




             Prende la luz porque mi desnudez de ti quiere aprender, préndela y mírala, despacito, sin miedo, cuenta sus poros, cada peca y cuando la veas perfecta, úntame de miel cada arruga, cada experiencia y cada vello de mis cejas. Prende la luz porque en esta vida solo la palabra es perfecta, la piel a veces suda erecta y el alma respira entre venas… ¡Préndela¡ verás lo que tocas y sentirás otra cosa, la humedad nadará  silenciosa, el escalofrío sufrirá por ser vivido y el ansia, esa que el sueño extraña, estará  lista para que por ti, sea extasiada.
             Prende la luz y deja que este paisaje se llene de armonía, que los jugos no sean viscosos y oscuros, que la saliva sea burbuja divina y que cada beso se vista de dulce melodía. Deja que nos encele la mesita, la vela y si quieres la vecina, deja que el mar nos empape con su brisa, que el cielo nos pida y que cada mirada, la veamos sonrisa. Quiero verte porque el alma es retina, la sangre camina y en este viento entre mis cabellos, te sentirás distinta. ¡Préndela! porque tanta locura debe ser vista, desde mis ojos a tus estrías, desde tus pechos a mis manos vacías, desde mi corazón a cada pezón, desde el beso al aliento, desde tu pecado a mi infierno y desde mi caricia a la ternura que de tu cuerpo llevo tan dentro.
            Prende la luz porque tu silueta no debo amar, es tu capacidad, tu contorsión y tu sensualidad la que por siempre debo en mi mente dibujar, el blanco de tus ojos cuando el gemido despunta sin cesar, ese cálido vapor de tu boca al suspirar, ese pulsar cuando mi vigor debe entrar y ese amor que tanto color pinta en mi mar. ¡Préndela! porque soy un hombre de verdad y quiero ver tus besos, tus caricias, la textura de tanta ternura, el óleo de tu humedad y cuando te ensalive toda, que mis ojos te sientan de verdad. ¡Préndela! Porque la oscuridad no debe ser eternidad, el sentimiento debe nadar, la ilusión tiene que tener un lugar y el sueño, que no es ciego, debe mirar y mirar y mirar.
             Prende la luz porque quiero que veas mi lealtad, la intensidad cuando beso tus defectos, el milagro cuando mis grietas cicatrizan, la sensualidad cuando tus muslos por asalto toman mis manos, la seducción cuando tus piernas enredan mi espalda, el verdadero sexo cuando tu lengua se avoraza y el dulce orgasmo cuando cada mejilla se pega cálida, entre las piernas y calla. ¡Préndela! Y de mí sabrás que un día sufrí, viví, canté, amé y a otras escribí, pero que ahora tú eres esa mujer en la que me quiero por siempre perder. ¡Préndela! y sabré que fuiste hada, ángel y morada de un alma extraña, que en tu camino  y en ajenas arenas  dejaste tus huellas clavadas, que tu destino quizás no sea divino pero que en mis brazos cada poro será restituído, cada aliento respirado y cada gemido, por los dos compartido.
            ¡Prende la luz!



¿QUE HACEMOS CON NUESTRA VIDA?


REFLEXIÓN:

            Esto no es poesía ni prosa ni un escrito divino, solo una estadística que por casualidad llegó a mí y que quiero cambiar para tener un mejor destino.
            Lean por favor:
            Una vida debería ser vivida y quizás no contada en días, debería ser otra cosa y no el sueño de una marmota ¿Y por qué digo esto?
            Así pasamos nuestros días:

 Tabla de tiempos
Estar de pie
30 años
Dormir
23 años
Estar sentado
17 años
Caminar
16 años
Trabajar
8-9 años
Comer
6-7 años
Soñar
4 años
Transporte urbano
3 años
Ver televisión
5 años + 303 días
Hablar y escuchar
2 años
Reír
1 año + 258 días
Cocinar
1 año + 195 días
Estar resfriado
1 año + 135 días
Cortejar y ser cortejado
1 año + 139 días
Correr
1 año + 75 días
Estar enfermo
1 año + 55 días
Ir a la escuela
1 año + 40 días
Festejar
1 año + 10 días
Guardar colas
500 días
Rellenar formularios
305 días
Leer
250 días
Telefonear
180 días
Vestirse (hombre)
177 días
Vestirse (mujer)
531 días
Hacer la compra
140 días
Afeitarse
140 días
Lavarse (hombre)
117 días
Lavarse (mujer)
2 años
Hacer el amor
110 días
Peinarse
108 días
Hacer pis
106 días
Cepillarse los dientes
92 días
Depilarse (mujer)
72 días
Defecar
53 días
Llorar
50 días
Saludar
8 días
Rellenar impresos fiscales
3- 6 días
Consultar el reloj
3 días
 Fuente: Science et Vie

             Iba a comentar cada renglón, pero no me atreví, es demasiado…
             Por favor, si queremos cambiar el mundo…lo primero que tenemos que cambiar, somos nosotros!!!!
            Sin más comentarios. Un saludo!!!!! Cuídense!!!!!